Fueron setenta minutos mágicos. Con la Catedral como testigo y todos los que abarrotaron la plaza totalmente entregados al concierto. Marzio Conti se despidió ayer de la orquesta Oviedo Filarmonía acompañado por los coros de la Ópera y la Fundación Princesa. A los mandos de cien voces, entre las que destacaron la soprano Beatriz Díaz, el contratenor Xavier Sabata y el baritono Javier Franco, un Conti enérgico unos ratos y calmado otros, fue fiel reflejo de la música que conquistó desde el escenario las sensaciones de los miles que se acercaron a escuchar los célebre "Carmina Burana" de Carl Orff.